Un estudio exhaustivo que examina los efectos de los tratamientos de fertilidad ha descubierto que no existen diferencias significativas en las mediciones de la presión arterial, la frecuencia cardiaca, los lípidos (grasas) y la glucosa entre los niños concebidos de forma natural y los concebidos mediante tecnologías de reproducción asistida (TRA).
Dirigido por la Universidad de Bristol y publicado en la revista European Heart Journal, el estudio pretendía responder a la preocupación sobre si los tratamientos de fertilidad podrían tener efectos adversos en la salud cardiometabólica de la descendencia. En la investigación se analizaron los datos de 8.600 niños participantes en el estudio «Niños de los 90» de Bristol, que lleva realizando un seguimiento de las mujeres embarazadas y su descendencia desde 1991.
Los tratamientos de fertilidad, en particular la fecundación in vitro (FIV), han suscitado dudas sobre los posibles riesgos para la salud de los niños concebidos mediante estos métodos. Los estudios anteriores sobre este tema se han visto limitados por el pequeño tamaño de las muestras, la brevedad de los periodos de seguimiento y la inadecuación de los grupos de comparación.
Este estudio, realizado por un grupo de investigación internacional de la Asociación de Tecnología de Reproducción Asistida y Salud (A.R.T-Health), incluyó datos de 35.000 niños de Europa, Singapur y Australia. Era lo suficientemente amplio como para investigar si la concepción mediante TRA tenía algún efecto sobre la presión arterial, la frecuencia del pulso, los lípidos o los niveles de glucosa desde la infancia hasta la edad adulta temprana (hasta los 20 años).
La investigación descubrió que los niños concebidos mediante TRA tenían una presión arterial, una frecuencia cardiaca y unos niveles de glucosa similares a los de sus homólogos concebidos de forma natural. El estudio reveló niveles de colesterol ligeramente superiores en los niños concebidos mediante TRA durante la infancia, pero esta diferencia no persistió en la edad adulta. Además, había indicaciones de que la presión arterial de los concebidos mediante TRA era ligeramente más alta en la edad adulta.
El Dr. Ahmed Elhakeem, autor principal del estudio e investigador en epidemiología de la Universidad de Bristol, señaló que se trataba del mayor estudio de este tipo y tranquilizaba a los padres que se planteaban someterse a técnicas de reproducción asistida. Se sugieren estudios a más largo plazo para examinar los posibles cambios en los resultados de salud a lo largo de la edad adulta.
La profesora Deborah Lawlor, autora principal de la Facultad de Medicina de Bristol, subrayó la importancia de la colaboración internacional y de los estudios longitudinales de salud para llevar a cabo este tipo de investigaciones, ya que los participantes aportan datos sanitarios a lo largo de toda su vida.
Peter Thompson, Director Ejecutivo de la Autoridad de Fertilización Humana y Embriología (HFEA), destacó que este estudio debería tranquilizar a los aproximadamente 60.000 pacientes que recurren cada año a los servicios de fertilidad en el Reino Unido. La HFEA supervisa las últimas investigaciones en este campo y proporciona información a pacientes y profesionales. La financiación del estudio ha corrido a cargo del Consejo Europeo de Investigación, el Consejo de Investigación Médica (MRC), la Fundación Británica del Corazón (BHF) y el Centro de Investigación Biomédica de Bristol del Instituto Nacional de Investigación Sanitaria y Asistencial (NIHR Bristol BRC).